El Poder de Su Perfume

Algunas vez le has preguntado a alguien por su perfume? Su fragancia fue tan irresistible que tuviste que preguntar qué perfume estaba usando. Te ha pa sado? Hay fragancias que hasta nos pueden recordar personas; las fragancias traen a nuestra memoria sentimientos que pueden hacernos reír o llorar. El tener un olor agradable nos da confianza y seguridad. La mayoría de las veces que utilizamos el perfume es para que nuestro olor sea agradable a los demás.

Cuando estuve embarazada de mi primer hijo Jeziel, no podía resistir algunos olores. Éstos provocaban náuseas y un malestar horrible en mi en interior. Recuerdo una Señora de la iglesia que me amaba mucho y le encantaba abrazarme pero su perfume era tan desagradable a mi olfato que para mi era un castigo tenerla cerca. En mi interior sentía mucha tristeza tener que esconderme para evitar sus abrazos, pero en ese momento era imposible para mi. Pero, ¿cómo decirle? Lo único que me limitaba a acercarme a ella era su perfume! Pensaba: “Si ella cambiara su perfume todo fuera diferente y mas fácil para mi acercarme”.

Esto me hace pensar en cómo el perfume es muy conocido en la Biblia, y las veces que Jesús hizo referencia a éste. ¿Cuántas vidas andan emanando un olor desagradable ante los demás, tal vez sin haberse dado cuenta?

El mal olor en lo espiritual nos lleva a pensar en la amargura, la falta de perdón, el orgullo, el egoísmo, la baja autoestima, frustraciones y tantas cosas que limitan que el propósito de Dios se manifieste en nuestras vidas. Todas estas cosas impiden que nos presentemos con olor fragante delante de nuestro rey.

Cuando Esther fue llevada a palacio antes de presentarse ante el rey fue sometida a un proceso de embellecimiento que duró 12 meses. Al leer la historia vemos a Esther como una mujer romántica , hermosa, pero piensa en esto; Esther había perdido a sus padres, su primo Mardoqueo la adoptó y tenía que esconder su verdadera identidad. Esther podía sentirse, insegura, débil, tal vez estaba deprimida, ¿quién sabe qué cosas estaban pasando por la mente de Esther? Esther no estaba preparada para presentarse delante del Rey. Fue necesario que ella pasara por un proceso de embellecimiento. Seis meses en aceites de mirra y 6 meses en aceites aromáticos para luego presentarse ante el Rey. ¡Imagina lo difícil que fue para Esther! Eran unos procesos muy estrictos, tal vez Esther no se sentía cómoda, quizás pensó dejarlo todo y regresar a la casa con su primo. Y renunciar al proceso y nunca saber o entender para que Dios la había llevado al palacio.

De la misma manera cada una de nosotras somos sometidas a distintos procesos, muchos de ellos sin entenderlos y muy dolorosos. Estos procesos son los que nos llevan alcanzar el destino y el propósito de Dios en nuestra vida al igual que en la vida de Esther. El Espíritu Santo es el tratamiento de belleza para el corazón. El Espíritu Santo purifica y nos hace libre de todo aquello que impida que de nuestra vida emane un olor fragante y agradable.

Si usted le permite al Espíritu Santo embellecer su vida comenzarás a experimentar lo que es el poder de Su perfume. El hará de ti una fragancia única, pues cada experiencia vivida, cada palabra que Dios ha depositado en ti, cada obstáculos que ha enfrentado , sus encuentros con Dios, sea bueno o malo todo esto se une y produce una fragancia. Esta fragancia que Dios pondrá en ti servirá de influencia a las que te rodean. Pues tu olor será agradable y tendrás un espíritu dulce, apacible, perdonador, amoroso, sabio y delicado que te harán emanar fragancia de una mujer virtuosa. Esther le permitió al Espíritu Santo que la embelleciera y la purificará. Y de esa manera pudo influenciar con su fragancia y ver con claridad el propósito de Dios en su vida.

Te pregunto a ti ¿estás dispuesta a que el Espíritu Santo comience el proceso de embellecimiento en tu vida? Deja que el Poder de Su perfume deposite en tu corazón fragancia agradable delante de tu Rey.

“Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres,”(Ester 2:12)

Bendiciones,

Marenid Vargas

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