“La Belleza Duele”

Recuerdo cuando me hice mi primera cirugía plástica. Después de aquel procedimiento debía ir todos los días a darme unos masajes especiales. Mis primeras visitas para darme aquellos masajes eran una tortura. Lloré durante mis primeras 3 ó 4 sesiones. El dolor era tan fuerte que no podía contener el llanto y me arrepentía de habérmela hecho pues sentía como
mi piel se estuviera quemando cada vez que me daban los masajes. En ocaciones tenía que decirle a la masajista que parara porque no aguantaba aquel intenso dolor. Algunos días ni tan siquiera quería ir a la sesión aunque sabia que eran necesarias. Recuerdo que en una de las primeras sesiones ella me dijo: Joydi, las primeras visitas son las más dolorosas, pero en cada sesión el dolor será menos. Entonces, cada vez que iba a su oficina me repetía: ésta dolerá menos. Y efectivamente así sucedió, el dolor fue reduciendo hasta que dejé de sentirlo. Y comencé a ver los resultados de aquella cirugía.
Un gran número de chicas quisiéramos tener los resultados de una cirugía plástica sin tener que pasar por ella. Pero lo cierto es que después del dolor, luego que baja la inflamación y el cuerpo se recupera comenzamos a ver los resultados que tanto habíamos deseado.
Salmo 147:3 nos enseña que Dios es el que sana a los quebrantados y venda sus heridas. Probablemente puede ser que haya alguna o algunas heridas que debas sanar. Pero tal vez no te entusiasmes entrar en el proceso de sanidad. Piensas más en el dolor que puedas sentir mientras sanas que en la calma y la paz que puedas experimentar como resultado de esa sanidad. Dios hace de ti una nueva criatura, pero es importante que no sigas siendo víctimas del dolor, de la tristeza, de la amargura, o de la depresión que por tanto tiempo te ha controlado. Debes enfrentar el dolor porque sólo enfrentándolo es que podrás vencerlo y sanarás. Vez, no se trata de vendar sin tratar la herida; se trata de darle espacio a Dios para que con Su palabra pueda operar tu corazón, y con Su amor vende cada herida.
Si se lo permites te prometo que podrás vivir en la alegría, la paz, el gozo y el amor que siempre has anhelado.
¡Hasta una próxima ocasión!